lunes, 2 de marzo de 2009

Más lejos del mono de lo que pensabamos

La revista Nature ha publicado recientemente un estudio en el que se echa por tierra el mito de que el genoma humano y el del chimpancé coinciden en un 99%. Tras secuenciar el genoma completo de un chimpancé llamado "Goliat", se ha llegado a la conclusión de que el código genético del simio tiene un parecido con el humano que oscila entre el 85% y 90%, dependediendo del humano y del chimpacé estudiado. Así de esta manera, queda demostrado científicamente un hecho que la sabiduría popular ya había determinado tras generaciones y generaciones de observación del comportamiento humano, y es que hay unas personas que están más cerca del mono que otras.

No obstante, al ser el grado de coincidencia del genoma con el chimpancé mucho menor del que se creía, se ha comenzado a estudiar otros códigos genéticos para determinar sus partes comunes con el genoma humano. De esta manera, ya se dispone de los datos de algunos mamíferos más o menos alejados del ser humano:

  • Perro: Entre el 64% y el 68%
  • Gato: Entre el 65% y el 70%
  • Oso: Entre el 71% y el 75%
  • Oso panda (No es un auténtico oso): Entre el 68% y el 73%
  • Oso hormiguero: Entre el 74% y el 76%
  • Orangután: Entre el 79% y el 82%

La principal sorpresa de este estudio, que Nature publicará el próximo mes, es la coincidencia entre el genoma de los seres humanos y de los perezosos. Ya se tenía alguna pista de nuestro parecido con estos mamíferos gracias a estudios anteriores, pero la secuenciación del código genético ha dado un porcentaje de coincidencia con nuestros genes que oscila entre el el 83% y 86%. Si comparamos los resultados obtenidos de estudiar al perezoso "Wally" con los del chimpancé "Goliat", podemos comprobar que un pequeño porcentaje de seres humanos están genéticamente más cerca del perezoso que del mono.

Sin embargo este hecho en ningún caso pone en controversia la evolución del ser humano a partir de los primates. A día de hoy se sabe a ciencia cierta que el ser humano no desciende del perezoso, y este es un hecho incuestionable. Sin embargo sabemos que la genética es caprichosa, y a pesar de que en un principio los genes del ser humano y del perezoso estaban alejados, un par de millones de años de evolución en el mismo sentido han bastado para que humanos y perezosos hayan desarrollado algunas adaptaciones comunes que han hecho converger sus códigos genéticos. Nada que no estuviera previsto por las leyes de la genética desde que Mendel comenzó a sembrar guisantes.