lunes, 9 de marzo de 2009

Las habilidades matemáticas de las abejas

Un reciente estudio realizado por el ARC Centre of Excellence in Vision Science (ACVES) en Australia ha demostrado que las abejas disponen de capacidades matemáticas, un hecho nunca antes observado entre los insectos. Su nivel de comprensión de los números situaría a estos pequeños y avanzados animales sociales a la altura de algunos primates, los delfines y los perezosos.

El experimento fue muy sencillo, ya que consistió en insertar unos azucarillos tras pequeñas puertas etiquetadas visiblemente con el número de azucarillos que la puerta iba a contener. El sistema de numeración utilizado para etiquetar las puertas fue el comunmente conocido como el de los "palitos". "I" para el número 1. "III" para el número 3, "IIIII" para el número 5", etc. Tras soltar varias veces las abejas, rápidamente comprendieron que la puerta con más "palitos" era la que tenía mayor número de azucarillos, y esta era siempre la preferida. Así que por mucho que se reordenasen las puertas, las abejas tras un vistazo a los números, siempre entraban preferentemente en la puerta de numeración más alta.

Todo esto funciono correctamente con cantidades pequeñas, ya que también quedó demostrado que las abejas no manejan correctamente números mayores que 8. Al no poseer un sistema simbólico de numeración avanzado como el decimal, las abejas deben construir mentalmente los números por el mecanismo comunmente conocido como "la cuenta de la vieja". Esto es, contar los palitos que hay dibujados. En realidad este es un problema que se encontró el ser humano hasta bien entrada nuestra era, ya que a pesar de tener una mayor capacidad de calculo que las abejas, las matemáticas no se desarrollaron en su plenitud hasta que dejamos de "contar palitos" y cambiamos la numeración romana (Una versión avanzada de los palitos), y adquirimos la numeración arábiga decimal.

Sin embargo las abejas demostraron que manejan a la perfección números pequeños. No solo supieron diferenciar unos números de otros, si no que también fueron capaces de hacer operaciones aritméticas sencillas, siempre con números menores que 9. De esta manera se les enseñó que juntar un grupo de palitos con otro es una suma y que tachar una cierta cantidad de palitos en un número es una resta. Con este principio, tras una serie de entrenamientos, las abejas comenzaron correctamente a responder a sumas y restas que se les ofrecían como desafíos, siempre motivadas por la aparición de azucarillos al otro lado de la puerta correcta.

Las abejas siempre se han caracterizado por tener unos compartamientos visiblemente avanzados, y cada día se descubren que tienen capacidades que se les desconocían. Por ejemplo, una abeja es capaz de alejarse más de 25 kilómetros de su colmena y luego volver por el mismo camino. También son capaces de señalar mediante "bailes" los lugares de presencia de alimento. En estos bailes manejan conceptos matemáticos como son distancias y ángulos, lo que no hace extrañar que el diminuto cerebro de las abejas conozca los principios de las matemáticas. En esta línea se pronunció el profesor Shouwa Chang, coordinador del proyecto: "El siguiente paso es enseñarles las bases de la multiplicación y la división, y con la velocidad que se están realizando los progresos, no es descabellado pensar que en un año tendremos abejas factorizando números primos."