lunes, 30 de marzo de 2009

LFD, el espía de otros mundos

El poco éxito logrado hasta el momento por el proyecto SETI en el campo de la búsqueda de vida inteligente fuera de la tierra, está haciendo que los científicos den un giro y se planteen si realmente lo que está fallando es el proceso de búsqueda. Actualmente, pocos son ya los científicos serios que ponen en duda la existencia de vida inteligente en otros rincones del universo, ya que la probabilidad matemática de que esto ocurra tiende a uno. Cada vez se piensa con más firmeza que estamos literalmente rodeados de planetas similares a la tierra y por pequeña que sea la probabilidad de que un planeta desarrolle vida, la cantidad de mundos candidatos hace que sospeche con certeza que en al menos uno, hay vida inteligente. El problema es encontrarlo.

El proyecto SETI presupone que existe vida inteligente fuera de la tierra y que además esa inteligencia nos está buscando. El SETI analiza señales de gran potencia lanzadas al espacio con el optimista objetivo de que nosotros las encontremos. Pero la ausencia de resultados tras años de análisis de señales hace pensar que quizá las inteligencias extraterrestres no se toman tantas molestias en que les encontremos como pensábamos. El SETI jamás contempló la posibilidad de que las inteligencias exteriores nos ignoren, por lo que el Harvard Smithsonian Center for Astrophysics está comenzando a manejar una nueva clasificación de inteligencias extraterrestres.


Por un lado están las inteligencias del "quiero y no puedo". Saben que estamos ahí y que nos buscamos mutuamente, pero no tienen la tecnología disponible para hacernos llegar ningún mensaje. Actualmente saber de su existencia es imposible, por lo que es muy frustrante su estudio. Afortunadamente es muy probable que con el paso de unos poco miles de años consigan comunicarse con nosotros. En segundo lugar están las civilizaciones "tímidas". No quieren que sepamos de su existencia por lo que intentan ocultarse de nosotros como sea. Hay mucha certeza de que estas inteligencias existen, pero jamas vamos a poder probar su existencia porque según lo visto hasta la fecha, son realmente buenas ocultándose.


Y por último están las civilizaciones extraterrestres en las que más interés hay hoy día, las "indiferentes". Ellas saben de nuestra existencia, y de la existencia de otros muchos mundos habitados, pero no hacen nada por comunicarse con nosotros porque no lo encuentran necesario. Además, la gran cantidad de civilizaciones que conocen hace poco práctico enviar mensajes indiscriminadamente a unos y a otros como si fuera spamers intergalácticos. Realmente no se ocultan, pero tampoco son proactivos a la hora de comunicarse. Es un caso similar a caminar por la calles de una gran ciudad. La gente al andar se ignora una a otra y nadie se dice nada a menos que sea para responder a otro que previamente ha iniciado la comunicación. Y esa es la esperanza que existe con estos mundos, iniciar una conversación para que ellos nos contesten.


Para ello se ha creado el LFD (Low Frequency Demonstrator), un radiotelescopio cuyo cometido es escuchar transmisiones de otras civilizaciones , pero que no van destinadas a nosotros. Ya que las civilizaciones indiferentes no nos envían nada, el objetivo es escuchar sus comunicaciones para así saber donde están. Este nuevo radiotelescopio es capaz de recibir señales de radio de FM a 4 megaparsecs de distancia de su fuente emisora, de manera que se podrían detectar señales de FM y UHF de civilizaciones extremadamente lejanas.

lunes, 23 de marzo de 2009

Consiguen superratones de laboratorio con fisionomía de atleta

La mejora de la condición humana parte de la experimentación en el laboratorio, por lo que los ratones suelen ser habitualmente los seres que se benefician inicialmente de los progresos que más tarde llegarán a nosotros. En este caso, científicos de la universidad de Ohio han logrado crear mediante la técnica de modificación genética una suerte de superratones que pasan en estado de superactividad todo el tiempo que se encuentran despiertos.

La modificación genética, que se hizo en base a la molécula de la cafeína, permite además mejorar las habilidades atléticas de los roedores, de manera que en los experimentos de laboratorio, estos pudieron correr ininterrumpidamente entre 80 y 100 kilómetros sobre una cinta continua a una velocidad de 20 metros por minuto.

Por supuesto este aumento de la actividad conlleva un aumento del gasto energético, de manera que estos ratones modificados comen del orden del 60% más que los ratones normales. Pero además de mejorar su condición física, también su vida se ve prolongada en un 85% de media. En palabras de Richard Hanson, autor del artículo, "metabólicamente estos ratones son similares a Lance Armstrong pedaleando por los pirineos ". Esta afirmación es más cercana a la realidad de lo que en un principio pudiera parecer, ya que para lograr el grado de rendimiento alcanzado, el código genético de los ratones modificados incorpora partes presentes en la conocida como EPO C.E.R.A. (Eritropoyetina de tercera generación). También la función filtradora de la sangre que tiene el hígado se ve alterada en estos roedores de manera que el efecto es el de una autotransfusión continuada.

El propósito inicial de estos estudios estaban muy lejos del objetivo conseguido, ya que inicialmente se trataba de comprender el funcionamiento de los grupos de genes que controlan el funcionamiento de los músculos de los ratones. Pero los avances realizados eran tan claros que fue sencillo dar una aplicación práctica a lo aprendido y crear roedores con los músculos mejorados. La mejora del rendimiento proviene de aprovechar mejor la energía contenida en los elementos del músculo. En concreto se ha trabajado únicamente en el aprovechamiento de los ácidos grasos para generar la energía, lo que ha provocado una menor generación de ácido láctico como residuo de la reacción. De esta manera, estos ratones sufren muchas menos agujetas que los ratones normales, pudiendo prolongar su ejercicio de manera continuada.

El siguiente reto es trasladar estos avances al ser humano, meta que se cree posible alcanzar en unos 50 años. Al respecto, Hanson declaró, "Si creen que el ciclismo está muerto, esperen unos años y verán". Pero los cambios no solo se dejarán notar en el ámbito deportivo ya que afectarán notablemente a la vida cotidiana. El transporte urbano sufrirá una gran revolución que repercutirá en la reducción de uso del vehículo privado y del transporte público. En palabras de Hansen, " ¿ para que esperar el autobús si puedes ir corriendo ?"

lunes, 16 de marzo de 2009

Los gatos curanderos

Hace pocas fechas saltó a los titulares de todos los medios la fascinante historia de Lionel Adams, el canadiense cuyo gato le diagnosticó un cancer de pulmón. En resumen, Adams sufría de continuos malestares para los cuales la medicina convencional no encontraba la causa. Sus pulmones tendían a la enfermedad y ya había sufrido de bronquitis, asma y enfisema pulmonar. Sin embargo Adams no encontró diagn ostico para sus continuos males hasta que su gato "Tiger", sin motivo aparente se subió a la cama donde Adams descansaba, y comenzó a exp lorar su costado con sus patas delanteras. Cuando Tiger finalizó su exploración, acabó marcando con la pata un lugar inequívoco del costado izquierdo de Adams. Dueño y felino cruzaron miradas, y en ese momento, Adams supo que algo malo le ocurría en ese lugar. Tras ir al médico y realizar las pruebas oportunas, se confirmo el desgraciado diagnostico del felino, siendo localizado en el preciso lugar que Tiger marcó.

Esta fue una historia asombrosa para unos, y pero extrañamente cotidiana para otros, ya que en ciertos ámbitos son bien conocidas las capacidades de estos pequeños felinos en la detección prematura de enfermedades. Ya desde el antiguo Egipto, los gatos eran considerados animales sagrados por este motivo, hasta tal punto que el mismísimo faraón disponía siempre de una colonia de gatos en sus jardines. No todos los gatos disponen de esta capacidad de diagnostico, de ahí que una mayor cantidad de felinos asegure una mayor probabilidad de tener entre ellos un buen detector de enfermedades. De esta forma, una de las muestras de poder de los faraones, además del tamaño de su pirámide, era el tamaño de su colonia de gatos. Se calcula que Keops podría haber tenido del orden de 2000 felinos merodeando por su palacio.

Sin embargo esta capacidad no siempre ha proporcionado a los gatos una existencia sagrada, si no más bien todo lo contrario. En la edad media los gatos fueron considerados animales malditos enviados por el diablo. Sus ojos se reflejaban en la oscuridad, podían ver casi en completa ausencia de luz y salían de noche a merodear por los bosques, tendencias que debían estar impulsadas sin duda por el demonio. Por si fuera poco, al arrojarlos desde lo alto de los campanarios para ser sacrificados, muchos sobrevivían sin lesiones y salían corriendo al aterrizar, como si el diablo intercediera por ellos. Por estos motivos, en el medievo se acabó relacionando a los gatos con los más oscuros rituales de satanismo, y en este contexto, la capacidad de diagnosticar enfermedades, por muy beneficiosa que fuera, solo podía ser obra del diablo.

No obstante, pese a ser animales del demonio, cumplían una excelente función en los señoríos feudales. Los gatos mantenían alejados a los roedores del preciado cereal del que iba a depender la subsistencia del feudo. Es por ello que en los señoríos más impermeables al poder eclesiastico seguían disponiendo de gatos que hacían un gran servicio a la comunidad, entre ellos, el diagnostico de enfermedades. Se dice que en ciertos lugares de la campiña francesa, el veredicto de un gato era el paso previo a la Extrema Unción. Los feudos que fueron más drásticos con los felinos, simplemente sucumbieron a las hambrunas y a la peste. Es por eso que en Europa, el gato común sigue en nuestroas hogares.

En la actualidad ha habidos múltiples intentos de aprovechar médicamente estas habilidades felinas, pero parece que pasaran muchos años antes de que podamos ver una "unidad de gatos" en los hospitales. La naturaleza de algunos gatos les permite detectar enfermedades, pero esa misma naturaleza hace que diagnostiquen cuando les apetece, no cuando se les dice. La voluntad de un gato es inalterable, y es imposible forzarle a hacer lo que no le apetece. De hecho se desconoce si esta habilidad de diagnostico es exclusiva de algunos ejemplares, o es común a todos los felinos y simplemente la manifiestan poco.

Como curiosidad, es tal el conocimiento de este fenómeno que se tiene en la actualidad, que el equipo asesor de la serie por excelencia sobre diagnóstico médico, "House M.D." utilizó la idea para el capítulo 11 de la primera temporada. Hacia su final, cuando todo hace indicar que el equipo médico va a perder el paciente, un minino da la clave del diagnóstico al célebre doctor de la cojera. Gracioso guiño a una historia de más de 3000 años.

lunes, 9 de marzo de 2009

Las habilidades matemáticas de las abejas

Un reciente estudio realizado por el ARC Centre of Excellence in Vision Science (ACVES) en Australia ha demostrado que las abejas disponen de capacidades matemáticas, un hecho nunca antes observado entre los insectos. Su nivel de comprensión de los números situaría a estos pequeños y avanzados animales sociales a la altura de algunos primates, los delfines y los perezosos.

El experimento fue muy sencillo, ya que consistió en insertar unos azucarillos tras pequeñas puertas etiquetadas visiblemente con el número de azucarillos que la puerta iba a contener. El sistema de numeración utilizado para etiquetar las puertas fue el comunmente conocido como el de los "palitos". "I" para el número 1. "III" para el número 3, "IIIII" para el número 5", etc. Tras soltar varias veces las abejas, rápidamente comprendieron que la puerta con más "palitos" era la que tenía mayor número de azucarillos, y esta era siempre la preferida. Así que por mucho que se reordenasen las puertas, las abejas tras un vistazo a los números, siempre entraban preferentemente en la puerta de numeración más alta.

Todo esto funciono correctamente con cantidades pequeñas, ya que también quedó demostrado que las abejas no manejan correctamente números mayores que 8. Al no poseer un sistema simbólico de numeración avanzado como el decimal, las abejas deben construir mentalmente los números por el mecanismo comunmente conocido como "la cuenta de la vieja". Esto es, contar los palitos que hay dibujados. En realidad este es un problema que se encontró el ser humano hasta bien entrada nuestra era, ya que a pesar de tener una mayor capacidad de calculo que las abejas, las matemáticas no se desarrollaron en su plenitud hasta que dejamos de "contar palitos" y cambiamos la numeración romana (Una versión avanzada de los palitos), y adquirimos la numeración arábiga decimal.

Sin embargo las abejas demostraron que manejan a la perfección números pequeños. No solo supieron diferenciar unos números de otros, si no que también fueron capaces de hacer operaciones aritméticas sencillas, siempre con números menores que 9. De esta manera se les enseñó que juntar un grupo de palitos con otro es una suma y que tachar una cierta cantidad de palitos en un número es una resta. Con este principio, tras una serie de entrenamientos, las abejas comenzaron correctamente a responder a sumas y restas que se les ofrecían como desafíos, siempre motivadas por la aparición de azucarillos al otro lado de la puerta correcta.

Las abejas siempre se han caracterizado por tener unos compartamientos visiblemente avanzados, y cada día se descubren que tienen capacidades que se les desconocían. Por ejemplo, una abeja es capaz de alejarse más de 25 kilómetros de su colmena y luego volver por el mismo camino. También son capaces de señalar mediante "bailes" los lugares de presencia de alimento. En estos bailes manejan conceptos matemáticos como son distancias y ángulos, lo que no hace extrañar que el diminuto cerebro de las abejas conozca los principios de las matemáticas. En esta línea se pronunció el profesor Shouwa Chang, coordinador del proyecto: "El siguiente paso es enseñarles las bases de la multiplicación y la división, y con la velocidad que se están realizando los progresos, no es descabellado pensar que en un año tendremos abejas factorizando números primos."

lunes, 2 de marzo de 2009

Más lejos del mono de lo que pensabamos

La revista Nature ha publicado recientemente un estudio en el que se echa por tierra el mito de que el genoma humano y el del chimpancé coinciden en un 99%. Tras secuenciar el genoma completo de un chimpancé llamado "Goliat", se ha llegado a la conclusión de que el código genético del simio tiene un parecido con el humano que oscila entre el 85% y 90%, dependediendo del humano y del chimpacé estudiado. Así de esta manera, queda demostrado científicamente un hecho que la sabiduría popular ya había determinado tras generaciones y generaciones de observación del comportamiento humano, y es que hay unas personas que están más cerca del mono que otras.

No obstante, al ser el grado de coincidencia del genoma con el chimpancé mucho menor del que se creía, se ha comenzado a estudiar otros códigos genéticos para determinar sus partes comunes con el genoma humano. De esta manera, ya se dispone de los datos de algunos mamíferos más o menos alejados del ser humano:

  • Perro: Entre el 64% y el 68%
  • Gato: Entre el 65% y el 70%
  • Oso: Entre el 71% y el 75%
  • Oso panda (No es un auténtico oso): Entre el 68% y el 73%
  • Oso hormiguero: Entre el 74% y el 76%
  • Orangután: Entre el 79% y el 82%

La principal sorpresa de este estudio, que Nature publicará el próximo mes, es la coincidencia entre el genoma de los seres humanos y de los perezosos. Ya se tenía alguna pista de nuestro parecido con estos mamíferos gracias a estudios anteriores, pero la secuenciación del código genético ha dado un porcentaje de coincidencia con nuestros genes que oscila entre el el 83% y 86%. Si comparamos los resultados obtenidos de estudiar al perezoso "Wally" con los del chimpancé "Goliat", podemos comprobar que un pequeño porcentaje de seres humanos están genéticamente más cerca del perezoso que del mono.

Sin embargo este hecho en ningún caso pone en controversia la evolución del ser humano a partir de los primates. A día de hoy se sabe a ciencia cierta que el ser humano no desciende del perezoso, y este es un hecho incuestionable. Sin embargo sabemos que la genética es caprichosa, y a pesar de que en un principio los genes del ser humano y del perezoso estaban alejados, un par de millones de años de evolución en el mismo sentido han bastado para que humanos y perezosos hayan desarrollado algunas adaptaciones comunes que han hecho converger sus códigos genéticos. Nada que no estuviera previsto por las leyes de la genética desde que Mendel comenzó a sembrar guisantes.